Maternidad: cuestionarse la educación de nuestros hijos



Una de las enseñanzas que me llevé de womprende hace un par de semanas, es la necesidad de pararnos periodicamente a evaluar el rumbo que llevamos. Esto sirve para todo: para nuestra carrera profesional, nuestra vida familiar, y también, como no, para la educación de nuestros hijos.

La vida actual va tan rápido que a menudo nos dejamos llevar sin más, por la inercia, sin pararnos a participar realmente de las cosas. Respecto a mis hijos, yo lo noto especialmente en el colegio, donde no siempre estoy al tanto de lo que están aprendiendo o de cómo lo están aprendiendo. Al principio, os digo la verdad, confiaba ciegamente en el colegio. Pensaba que ellos sabían más que yo y que lo que hicieran, bien hecho estaba. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo y voy teniendo más experiencia como madre, me doy cuenta de que, partiendo de la base de que mis hijos van a un colegio estupendo y estoy muy contenta, a veces hay que estar pendiente y cuestionarse ciertas cosas.

La realidad en el sistema educativo actual es que los profesores no siempre pueden dar a cada niño lo que necesita. Son muchos alumnos, hay unas pautas regladas que no siempre pueden cambiarse y tampoco es fácil saber qué quieren los padres para sus hijos.

La experiencia me dice que nosotros como padres tenemos que hacer dos cosas:

1. Informarnos. Saber qué hacen nuestros hijos, cómo los educan, cómo se adaptan al grupo y qué aprenden. Tener conocimiento de todo esto es muy importante, y no siempre lo tenemos.

2. Participar y comunicar. Como ya os he dicho, creo que los profesores no siempre se dan cuenta de todo, y es normal, porque son muchos niños y pocos medios. Por eso, nosotros como padres tenemos la importante labor de contarles qué nos preocupa o qué necesidades especiales puede tener nuestro hijo. 




Os voy a contar un ejemplo sobre esto: hace un par de años uno de nuestros hijos se hacía pis en clase bastante a menudo. Como a esa edad muchos niños se hacen pis, el profesor no le dio importancia. Sin embargo, para nosotros la tenía porque solo se hacía pis en clase, fuera del colegio nunca se le escapada, y nos parecía raro. Cuando se lo contamos al profesor, empezó a fijarse en que nuestro hijo no iba al baño ninguna de las veces que él los animaba (por ejemplo, antes de bajar al patio, antes de ir al comedor), y que al final terminaba teniendo ganas en el momento más inoportuno. A mi hijo, como a todos los niños, le interesaba más jugar que ir al baño. Cuando el profesor se dio cuenta, se empezó a  encargar personalmente de que no se saltase esos momentos de ir al baño antes de bajar al patio o al volver de comer. Con esto, dejo de hacerse pis encima. Si no hubiéramos dado la voz de alarma, o no le hubiéramos contado al profesor que nuestro hijo solo se hacía pis en el cole, no habrían tomado medidas. 

Esto es un problema sin ninguna importancia, más que el engorro de cambiar al niño, de lavar la ropa y demás, pero a veces tenemos que enfrentarnos al colegio en asuntos más serios, y yo soy partidaria de hacerlo. Estamos en una sociedad y un sistema educativo que les hace crecer demasiado rápido, y a veces les exigen demasiado. Estoy totalmente a favor de respetar el ritmo de desarrollo del niño y de, si un colegio no lo ve así, para eso estamos sus padres, para defender sus intereses. 




Por supuesto todo esto lo digo respetando el trabajo de los docentes y con la humildad de reconocer que ellos son los profesionales de esto. Normalmente antes de quejarse o protestar hay que intentar entender el por qué de las cosas. Sin embargo, como os digo, creo que no hay que dejarse llevar por la inercia ni por la costumbre y plantearnos, cada día, qué rumbo están tomando nuestros hijos dentro y fuera de casa.

Os animo a reflexionar sobre esto, porque la educación de nuestros hijos es, sin duda, la tarea más importante que vamos a desempeñar en nuestra vida.



TERESA ZAFRA


arquitecta desde 2005, blogger desde 2010 y madre desde 2012. Abrí este blog hace más de 5 años para probar y ahora no puedo parar! Aunque la vida se le complique cada vez más, no se imagina ya su rutina diaria sin asomarse a este cuaderno de todo que es hoy el blog.

Si queréis más, nos vemos en Instagram







2 comentarios:

  1. Me ha parecido muy interesante tu reflexión. Soy maestra y directora de un centro y tienes razón son tantos niños que a veces se nos escapan algunos temas. Por eso es tan importante vuestra colaboración, vuestra ayuda es imprescindible. Y estoy total mente de acuerdo contigo en que hay que estar muy pendientes. Es muy importante lo que pasa dentro del aula cuando se cierra la puerta.Todos los niños son importantes y yo creo que el maestro/a debe adaptarse a cada uno de ellos. Por eso no me gustan los métodos rígidos, que no permiten salirse de un camino. Cada niño aprende de una manera diferente y para eso estamos los maestros para ayudarles en ese camino, no para marcarles por donde deben ir.
    Aun queda mucho camino de cambio en al escuela, pero día a día te aseguro que unos cuantos estamos trabajando para conseguirlo.
    Un fuerte abrazo
    Ángela

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  2. A mí me parece estupendo contar con profesionales con tu opinión. Creo que vuestra misión es importantísima y sé que en muchas ocasiones somos los padres los que no nos implicamos como nos tenemos que implicar! Y me parece normal, la verdad, que no siempre os podáis dar cuenta de todo o que no todos los métodos sirvan para todo. ¿Sabes que me pasa a mí? Que Martín come demasiado rápido y ando todo el día intentando que lo haga más despacio...pues en el cole el primero que acaba su almuerzo es el primero que sale al patio, así que practicamente ni mastica! Es un ejemplo de un método que no hace bien a todos, pero que seguramente a los niños a los que les cuesta comer les sirve como aliciente. En este caso no voy a hacer nada porque ni es importante ni le veo arreglo, pero es un ejemplo clarísimo de como cada niño al final necesita una cosa diferente

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