Buenos días!
Nuestro hijo mayor está a poco más de un mes de celebrar su tercer cumpleaños. En muchos sentidos, podemos decir que ha dejado de ser bebé para empezar a ser niño, y, con ello, cada vez son más cosas las que podemos hacer con él.
Tenemos claro que, al menos de momento, Martín no puede pasar a jugar con demasiados juegos de "mayores de tres años", porque todos los que tengan piezas pequeñas o aristas peligrosas son incompatibles con compartir juegos con Nico, que aún no ha cumplido uno. Nos ha surgido el dilema al empezar a pensar en los regalos de esta navidad y creo que, mientras él no pida algo específico de más mayor, sus Playmobil van a seguir siendo
los de la serie 1,2,3 y sus coches los
Tut tut bólidos, que, la verdad, el siguen encantando.
Sin embargo la mente de Martín empieza a tener otras necesidades. Números, letras, juegos de memoria y lógica empiezan a llenar sus estanterias y, por todo esto, hemos pensado que sería un buen momento para pensar en su primer juego de mesa, uno al que pudiéramos jugar su padre y yo con él y que empezara a enseñarle cosas como el respetar el turno, el formular pequeñas estrategias y asimilar normas.
A falta de uno, tenemos dos. Los dos son de la marca
Lilliputiens, que conozco desde que en el primer cumpleaños de Martín nos regalaron unos
bolos de peluche de su colección. Los personajes de los juegos son los mismos que puedes comprar en peluches, mantitas, mochilas, pelotas e incluso disfraces. Esta continuidad me gusta, de hecho hay un lobo que se llama Nicolás, aunque mi favorito, os lo digo, es el
elefante Albert.
Son una pasada sus conjuntos de muñecos de fieltro: la granja, el circo, el lobo feroz y los tres cerditos...¿Mi favorito?
El arca de Noé.
Como véis, tengo una lisa larguísima de lo que me gustaría tener en casa, pero, centrándonos, os enseño los dos que ya tenemos.
El primero es un juego de apilar que puede usarse también en solitario. Se llama
Equilibrius Me gusta mucho su diseño y creo que, además, el momento de la caída le va a encantar a Martín.
Ahí lo véis montado con algunas piezas pero son más del doble.
El segundo es
Meli Melo, un juego de mesa más al uso, con más reglas, pero muy sencillo.
Cada uno tiene un papel con un personaje y, por turnos, hay que ir tirando el dado para completar las partes del cuerpo del animal que te ha tocado. Gana el primero que complete su personaje. Me gusta el tema de esperar el turno, de entender que si en el dado te sale una mano y ya tienes las dos manos puestas no puedes poner más y de empezara asimilar tanto el perder como el ganar.
Como os digo, creo que los tres años son una edad excelente para empezar con juegos de mesa sencillos. Prometo contaros si le gustan porque los tengo guardados hasta navidad, si es que resisto, claro.
besos a todos y que tengáis un feliz martes!
Teresa