Buenos días!
El curso escolar ha terminado oficialmente, al menos en la Comunidad Valenciana (me sigue pareciendo alucinante que haya calendarios escolares diferentes en cada autonomía), y, nosotros, lejos de estar de vacaciones, estamos en una "no rutina" extraña, en la que parece que todo se complica y que, además, a pesar de que las vacaciones son larguísimas, el curso que viene (a nivel burocrático y logístico) ya está aquí.
Martín, nuestro hijo mayor, empieza en Septiembre educación infantil, y Nico, el pequeño, la guardería. Tenemos que organizar matrículas, material, uniformes y demás antes de nuestras vacaciones, porque el curso empieza el 3 de Septiembre.
De momento, de Nico solo tengo los zapatos, de Garvalín, de los que ya os hablé aquí, y de Martín ni eso.
Pobre! la verdad es que estas primeras semanas sin cole son un caos, pero, aunque ahora parezca imposible, siempre se superan, mucho ánimo!! Ya nos contarás qué tal el libro, tiene muy buena pinta! :)
ResponderEliminarSi funciona el libro, avisanos por aqui. No es que desobedezca mucho pero sus ratos tiene y alguna idea que no se haya intentado ya vendría bien
ResponderEliminarbueno, ya sabes que no tengo hijos pero nunca esta de más aprender a tratar a personas y más si son niños
ResponderEliminarAnimooooo con los dos, yo en breve también los tendré en casa, ahora se me hace complicado porque Camila está en plan desobediente también, yo creó que por su hermano y por lonpropio de la edad...ya me contarás que tal el libro
ResponderEliminarBesitos
Ya nos contaràs!
ResponderEliminarNo deja de llamarme la atención el que siendo tan pequeños a los padres se les vayan los niños de las manos. En casa siempre hemos sido 'estrictos con amor', con mucho amor pero estrictos en lo que hay que serlo y creo que el mensaje ha calado perfectamente.
Animo! Es un aprendizaje para todos!
Yo pensaba que este tipo de carácter en niños era completamente evitable con una educación y una rutina. También pensaba que los padres de esos niños que se tiraban al suelo a patalear en la calle o en el pasillo de un supermercado, no tenían bien enfocada la educación de mis hijos. Pensaba que nunca iban a pasarme todas estas cosas, pero me han pasado. Hay niños difíciles, que no saben aceptar las normas, y nos está tocando trabajar mucho para conseguir poquito a poco avances. Nosotros con Martín tenemos muy claras las normas y las rutinas pero no le da la gana de obedecer, simple y llanamente: hay veces que ni explicaciones razonables, ni castigos, ni recompensas o alabanzas sirven para conseguir que haga lo que tiene que hacer.
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