Buenos días!
Hace dos fines de semana, el 5 y el 6 de Junio, se celebró en Valencia la primera edición del Festival de les Arts. A mi marido y a mí nos gustan mucho los festivales de música, y, por eso, teníamos entrada desde Diciembre. Nos apetecía mucho ver a algunos de los grupos que iban a tocar y, además, el espacio donde se celebró está a unos 100 metros de casa. No podíamos dejar escapar la oportunidad de ir.
Hace ya algunos años que vimos por primera vez a niños pequeños acompañando a sus padres de festival. En el Festival de Benicassim (FIB) es habitual ver a media tarde familias enteras en el recinto y desde que nació Martín, teníamos claro que alguna vez lo llevaríamos.
Si os digo la verdad, nos decidimos a llevar a Martín (que ahora tiene dos años y medio) al Festival de les Arts porque se dieron una serie de circunstancias favorables. Creo que llevar a un niño pequeño a un evento de este tipo es un plan que puede salir muy bien o muy mal. Por eso, si no se dan una serie de condicionantes es mejor dejarlo para otra ocasión.
Os cuento mis recomendaciones y los pequeños consejillos que puedo sacar de esta primera experiencia llevando a Martín de festival:
Los motivos para decidir que SÍ lo llevábamos fueron esto:
1. Pensábamos que nuestro hijo podría disfrutar. A Martín le gusta mucho la música. Va a clases de música (a un nivel de principiante absoluto) una vez a la semana y sabe los nombres de los instrumentos y cómo suenan. Le gusta bailar y, además, escucha en el coche con nosotros algunos de los grupos que tocaron en el festival y le gustan.
2. El festival estaba, como ya os he dicho, muy cerca de casa y en una zona urbana. Lo llevamos unas tres horas y luego lo dejamos en casa al cuidado de la abuela. Ante cualquier urgencia o cansancio repentino lo podríamos haber llevado fácilmente a casa y, también, ante cualquier contingencia, teníamos sitios cerca fuera del festival donde ir a un baño en condiciones o a sentarnos en un restaurante.
3. Este Festival tenía una
zona de comida con mucha variedad y con mucho sitio para sentarse. A veces hay festivales en los que este tema c es un problema incluso para los mayores y ,en esos casos, hay que mirar muy bien qué nos van a dejar meter de fuera y qué no. Por ejemplo, para evitar problemas, el agua de Martín la llevé en biberón, ya que no se podían meter bebidas de fuera.
4.
El horario. Uno de las cosas que fue determinante fue que los conciertos empezaban después de comer. Así,
llevamos a Martín de 6 a 9, más o menos. Él no estaba cansado, el ambiente de la gente aún era relajado y tranquilo y no había aglomeraciones.
5. La actitud de la organización del Festival. Les escribí para preguntarle sobre este tema y me dijeron que los niños de hasta 9 años podían entrar gratis. Fueron muy amables y constaté que, dentro de las posibilidades, habían previsto la presencia de menores y que contemplaban la asistencia de familias.
En el evento:
1. Aunque Martín anda distancias más o menos largas sin cansarse, le llevamos silla de paseo, sobre todo por si se dormía en algún momento o por si había que cambiarle el pañal y no encontrábamos un sitio mejor para hacerlo.
2. Es muy importante acordarse de que los niños tienen que ir acreditados. Aunque entren gratis, les tienen que poner una pulsera en la zona de acreditaciones. En nuestro caso, la organización recomendaba a aquellos que pudieran, recoger su pulsera el día antes del festival para evitar aglomeraciones, así que el jueves fuimos con Martín y al día siguiente fue al cole con su pulsera.
3. Al día siguiente, nos olvidamos de ponerle a Martín una identificación con su nombre y nuestros números de teléfono (ni pensamos en ello, la verdad) por si se perdía y, al llegar al festival nos pidieron que anotáramos en el brazo del peque nuestros móviles con un bolígrafo. Me gustó que, aunque el sistema fuera rudimentario, estuvieran pendientes de que ningún niño entrara sin llevar los datos de sus padres por si se perdía.
3. Fuimos a
cenar antes de la hora normal, para evitar las colas y que al peque no se le hiciera tan larga la espera. La jugada nos salió fenomenal y él terminó contentísimo.
4. Llegada la hora en la que el peque suele empezar a tener sueño, lo llevamos a casa para evitarnos las típicas rabietas o llantos que suelen producirse cuando el niño está cansado.
Los contras o posibles problemas de llevar un niño al festival:
1. La acreditación. Tienen que ir físicamente a acreditarse como un adulto. Yo os he contado arriba que fuimos el día antes para evitar colas, pero, si no puedes hacerlo, es posible que te toque hacer cola con él y se aburra antes de haber entrado.
2. Las posibles urgencias/emergencias propias de la infancia. Tienes que anteponer las necesidades del niño a las tuyas. Es decir, no lo lleves al concierto de tu grupo favorito porque de entrada no vas a poder ponerte muy cerca para evitar agobios y empujones. Además, aún así, si el peque se agobia, tiene hambre, sueño o cualquier otro problema, te tocará salir antes de que el concierto acabe.
3. Los baños: como Martín lleva pañal, no tuvo que utilizar el baño, pero durante el resto del festival me estuve fijando y no fui capaz de encontrar zona de cambiadores ni baños especiales para niños. Os podéis imaginar que las veces que fui al baño pensé: "El año que viene, cuando no lleve pañal, igual no es buena idea traer a Martín". Que me perdone la organización si los tenían y no los vi, pero veo difícil llevar a niños pequeños en un evento así a los baños de uso general, tanto en este como en el resto de festivales a los que he asistido.
4.
El ambiente a partir de cierta hora no es para niños: o te vas temprano con ellos, o lo llevas a casa como hicimos nosotros, buscas un canguro y te vuelves al festival.
5. No recomendaría ir con bebés de menos de un año. Los había, con sus auriculares para protegerles del ruido, y respeto totalmente a los padres que los llevaron, pero no me parece cómodo. Esas urgencias o emergencias de las que hablaba en el punto 2, son muchísimo más habituales en bebés pequeños: biberones, cambios de pañal, ratos de llanto....nosotros decidimos no llevar a Nico, nuestro hijo pequeño de tan solo seis meses, porque sabíamos que estas cosas nos tocarían sí o sí.
6. Tampoco recomendaría ir con bebés/niños de menos de dos años. ¿El motivo? Al menos por mi experiencia con Martín los dos años fueron la edad que marcó el empezar a entender a dónde iba y a disfrutar de actividades como salir a comer fuera, viajar en tren, hacer una excursión o ir a un concierto. Antes de cumplir esa edad iba a los sitios pero no creo que el nivel de consciencia que él tenía de aquello que hacía haga que el esfuerzo de llevarlo a un festival compense, aunque, como os digo, es un opinión que parte de mi propias vivencias.
Espero que mi testimonio os ayude si estáis pensando en llevar a vuestros hijos a algún festival de música este verano y que, si los habéis llevado ya, me contéis vuestras experiencias en el apartado de comentarios.
besos a todos y feliz martes!
Teresa