Buenos días!
Como sabéis muchos, dentro de unos pocos días o, como mucho, unas pocas semanas, nuestro hijo Martín, que el mes que viene cumple dos años, va a dejar de ser hijo único.
Os conté hace unos meses que su padre y yo habíamos pensado que un hermano era el mejor regalo que podíamos hacerle y también, hasta que no nos toque el euromillón, la herencia más valiosa que podíamos dejarle.
Hoy, a punto de meternos en ese lío de ser "padres de dos", estamos en pleno proceso de preparación para que Martín sepa lo que va a pasar y que la llegada de su hermano sea lo menos traumática posible.
Me gustaría compartir con vosotros los pequeños cambios o rutinas que hemos introducido en casa para intentar que Martín entienda que va a tener un hermano y que lo vea como un acontecimiento positivo. Como siempre, hemos preguntado e investigado, pero todo lo que os cuento es a nivel "padre aficionado" y, como sabéis, no somos profesionales, sino padres que intentan aplicar el sentido común y que quieren lo mejor para su familia.
1. Los primeros meses no le contamos nada a Martín. Él aún tenía un nivel de comprensión mucho menor que el que tiene ahora (en este segundo año de vida parece que, en ese sentido, maduran por días).
2. Cuando la barriga empezó a ser importante, le contamos que mamá tenía un hermanito en la barriga. Pensamos que al principio creía que era una parte del cuerpo, porque señalaba la barriga de cualquier persona y llamaba al hermanito, pero poco a poco entendió que era algo que sólo tenía su madre.
3. El siguiente paso fue ponerle ejemplos de niños que tenían hermanos: en los dibujos animados (Peppa y George) y en el cole. En el cole hacemos especial hincapié en enseñarle a la salida a los bebés que llevan algunas madres: "Mira Pablo, tiene un bebé en casa, ¿tú quieres uno para tí?"
4. En estos meses, independientemente de que vaya a tener él un hermano, ha aprendido en el cole la diferencia entre niño y bebé. Los bebés son pequeños, lloran mucho y solo toman biberón (no toman galletas, ni yogur, ni tortilla).
5. Desde que aprendió la diferencia entre bebé y niño, le decimos a menudo que él ya es un niño y que no es un bebé. Hacemos mucho trabajo en reconocerle las cosas de mayor que hace y en que se sienta cada vez más autónomo y sea capaz de ser responsable de pequeñas tareas.
6. También le estamos enseñando las cosas de su hermano: hemos montado la mincuna (aunque sigue diciendo que es "de Martín"), le enseñamos biberones pequeños, chupetes, y ropa "muy pequeña". Todo este asunto de las cosas materiales es tal vez el que más le cuesta. sigue diciendo que todo es suyo.
7. Le
hemos comprado un libro: "
Teo: Voy a tener un hermano!
". Aunque supuestamente es para niños algo mayores (primero lectores), después de mucho buscar ha sido el libro que realmente encajaba con lo que queríamos contarle. En las librerías veíamos títulos como: ¿Quién me ha robado mi corona?, que no nos parecían el mensaje que queríamos darle a nuestro hijo.
Este de Teo es muy básico: mamá tiene la barriga muy grande, se va al hospital, Teo va a ver al bebé y cuando llega a casa ayuda a papá bañarlo, a tirar los pañales, a vestirlo con la abuela y se va de paseo con él.
Se lo hemos contado algunas noches (no siempre está receptivo a este libro, hay que buscar el momento), y las veces que ha querido leerlo le ha gustado y hasta le ha dado la risa con el tema pañales y el mal olor.
Además, espontáneamente, muchos días Martín busca mi barriga para dar un beso o decir hola a su hermano. En casa es una escena muy bonita, y la verdad es que me gusta que le tenga (al menos a ratos) cariño. Otras veces le quiere dar un beso al salir del cole y la cosa se complica, porque él necesita ver a su hermano sin mi ropa, directamente en la barriga. Enseñar mi barriga al resto de padres del cole no es una actividad que me apetezca, como imaginaréis.
Cuando nazca el bebé os podré contar si toda esta preparación ha servido para algo. Yo no espero milagros, pero me conformo con que haya pequeños momentos en los que se sienta a gusto con el bebé y en que, poco a poco, vaya adaptándose a la rutina de ser cuatro. Lo bueno de esta edad es que dentro de poco habrá olvidado que hubo un tiempo en el que
fue hijo único y no entenderá su vida sino siendo cuatro en casa.
Como siempre, espero vuestros comentarios con consejos, y os animo a que me contéis vuestras experiencias.
besos a todos!
Teresa