Buenos días!
No sé si este mes de septiembre de tanto calor que hemos tenido en Valencia ha sido bueno o malo, porque parece que los virus han aprovechado el contraste entre los treinta y muchos grados del mediodía y los 19 de por la noche o de los sitios con aire acondicionado para colarse en casa.
Ya hemos tenido nuestra primera crisis, nuestros primeros días sin guardería (que para nosotros son un quebradero de cabeza), y nos hemos visto obligados a sacar todo el arsenal "recuperador".
Cuando Martín está malo, como todos, necesita mimos extra para llevar mejor la convalecencia.
Nuestros imprescindibles, sin duda, los DVDs de dibujos, los libros, los coches de madera y, desde hace poco, el bote para hacer pompas, que siempre siempre siempre consigue sacarle una sonrisa.
Os confieso que mimo mucho a Martín cuando está enfermo, pero es que creo que es lo menos que puedo hacer por él: si quiere dormir siestas de 4 horas, que las duerma. Si para comer quiere solo yogur, otro yogur y un tercer yogur, pues que se los tome, y, si le apetece ver los dibujos en la cama de papá y mamá en lugar de hacerlo en el sofá, pues que lo haga.
Por otro lado, además de los mimos, soy consciente de que para que se cure, hay que ser disciplinada. No sé si os pasa pero a mí me ocurre que cuando tengo que medicarme a menudo me salto la mitad de tomas y, si me encuentro bien, dejo el tratamiento. Con Martín, al contrario, soy totalmente rígida: hago todo lo que me dice el médico sin rechistar porque creo que hacer todo lo posible para que el peque se cure es mi obligación inexcusable como madre.
Una de las cosas que no me salto, y me cuesta porque es una auténtica lucha, es el darle un baño fresquito si tiene mucha fiebre. A él no suele apetecerle mucho pero la verdad es que es una pasada lo que le baja la temperatura con este sencillo remedio. Yo aprovecho además para dejarlo bien limpito con jabón de Olivia Soaps. Es el jabón que saco para las ocasiones especiales, pero creo que estando enfermo, verse limpito y oliendo lo mejor posible, es una ayuda enorme para encontrarse más a gusto.
La temperatura, por cierto, es uno de nuestros problemas más importantes. Cuando le ponemos el termómetro (debajo del brazo, no se vayan a creer otra cosa) a nuestro hijo, llora y patalea como si estuviéramos sometiéndole a alguna tortura medieval. Como diría mi querido Manolito Gafotas, este es uno de los grandes misterios de la humanidad. Me dice Pili que a sus hijos también les pasaba, pero tampoco sabe darme explicación. Se ve que las madres lo sabemos todo, excepto el motivo por el cual nuestros hijos tienen pánico a un elemento tan inofensivo como un termómetro digital debajo del brazo.
Gracias a Dios, este otoño hemos puesto remedio a este tema, y ahora a Martín le gusta tomarse la temperatura con este nuevo termómetro instantáneo que funciona sin contacto. Él ve en su frente una luz azul y después, oye a una señora hablar, y eso le hace mucha gracia. Como podréis imaginar, yo le mido la temperatura una vez y luego él le da 120 veces a cada botón y mide la temperatura del aire, del colchón y del peluche que tenga a mano. Nunca le estaré lo suficientemente agradecida a los señores de Miniland por inventar este termómetro tan "amigo de los niños".
Aún no sé como llevaremos este otoño/invierno en cuestiones de salud, si será bueno o malo. Por un lado, me quedan 10 semanas para dar a luz y saber que cuando lo haga estaré en casa y no habrá problema si Martín no se encuentra bien para ir al cole, me tranquiliza. En el extremo opuesto, pensar que los virus que el peque traiga del cole puedan pasar a su hermano recién nacido, me preocupa bastante.
Como siempre, os contaré cómo lo llevamos aquí mismo y seguro que cuando llegue la primavera, volveremos a ver la luz "al final del túnel"
Teresa
Aiiins lo de los baños cuanta verdad!! yo de pequeña, no tan pequeña como Martín, con 8 o 9 años, tenía muchísimas veces anginas y fiebre, así que mi madre me daba baños cada 2x3, no me gustaban nada porque salir de la cama podría ser un sufrimiento pero mientras estaba en el baño mi madre me cambiaba las sábanas y volver a entrar en unas sábanas limpitas que olían a fresquito era lo más!!! :D
ResponderEliminarLo del termómetro menudo invento!!! O_O
No te digo donde nos lo ponía a nosotros mi madre!!!
Jo áun me acuerdo esos momento cuando eramos pequeños y tenias que esperar los eternos minutos a que subiera la temperatura del termometro y tenias que estar quieto.
ResponderEliminarComo han cambiado las cosas... Y leyendote la verdad, es que te das cuenta que no hay nada como los remedios de toda la vida ;D Un beso grande. Genial post ;D
Qué bueno lo de ese termómetro!
ResponderEliminarPues a mí el termómetro que más me gusta es uno digital,con la punta flexible y que da la temperatura en 8 segundos.Eso sí,cuando son pequeños,lo mejor es tomar la temperatura rectal,que con este termómetros es muy rápido,aunque hay que tener en cuenta que la temperatura es medio grado superior a la axilar.Cuando son más mayores ya se dejan tomar la temperatura en la axila.
ResponderEliminarLo de bañarlos en agua fresca va muy bien para bajar la temperatura,aunque yo nunca lo he conseguido.
También es bueno cuando tienen fiebre es darles de beber a menudo,para evitar la deshidratación.Y no abrigarles demasiado cuando están con fiebre.
Y otra cosa importante es que cuando estén mal de la tripa y queramos darle suero,no hay que darles bebidas tipo acuarius,porque no reponen bien las sales.Ahora hay sueros preparados de diferentes sabores que no están tan malos.
No te preocupes, Teresa. Yo di a luz en abril con un catarrazo tremendo que me había contagiado mi hija de 2 años. Incluso en el parto tuvieron que ponerme medicación porque tenía algo de fiebre. Los 5 primeros días de vida de mi hijo se los pasó con unos mocazos tremendos. Parecía mentira que un cuerpo tan pequeñín pudiera fabricar tal cantidad de mucosidades. Pero no pasó nada. Mimos y leche materna fueron suficientes. Con los segundos, estas cosas no te alarman tanto, así que estate tranquila. Suerte para la recta final.
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